No Excuses

19.2.07

Entre tantas otras cosas

Si tuviera oportunidad, antes de abrazarte con toda mi alma te diría:

Que recuerdo con exactitud el tensor exacto que le dabas a mi pelo cuando me preparabas para ir a la escuela. Luego de una prolija raya al medio, sujetabas firmemente, a lo alto, el mechón de la izquierda, alisándolo hasta que ni un cabello se atreviera a asomar. Lo mismo del otro extremo. No necesitaba mirarme al espejo, sabía que mi cabeza brillaba como una esfera perfecta dividida al centro, desde donde pendían dos divertidas y relucientes cascadas.

Que también recuerdo tus manos aferradas al alambrado que rodeaba la cancha de tenis. Sabías -y sabía- que aquella rival era poderosa. Pero confiabas tanto en aquella niña de escasos 15, que de antemano comenzaba a hervir en ella ese sequísimo drive que, gestado por el corazón y acarreado por la sangre, estallaba contra la pelota, culminando en un pase único. El punto estaba hecho. Vos estaba ahí.

Que ambas te recordamos aguardándonos a la salida del boliche, dentro del auto y semidormido, para que no tuviéramos que volver solas. Cuando para nosotras la vida aún era sólo fiesta, y para vos ya era sacrificio.

Que tampoco olvidaré aquellos gritos que nos paralizaban al punto de casi hacernos pis encima. Siempre me pregunté si era necesario; hoy trato de entender que para algo habrá servido.


Que aprendí que:

Por fuertes que parezcan o pretendan parecer, los hombres sí lloran. Porque no están hechos para ser exclusivamente jefes de hogar, proveedores de alimento y ley masculina socialmente concebida. También pueden cocinar panqueques un domingo de lluvia y dedicar dos horas a dibujar la carátula del cuaderno de segundo grado.

No todo lo que brilla es oro. Pero lo que brilla por auténtico, hay que ir a buscarlo solitos. Como cuando me enseñaste a manejar y, viendo un nuevo horizonte frente a mis ojos, tu fe ciega fue más potente que tus miedos. Cuando el camión se puso enfrente de aquella adolescente aferrada al volante, jamás atinaste a torcerle su dudosa marcha. Sólo dijiste: “No frenes ! Esquiválo ! ”.

Que hablar impulsivamente, con las entrañas en la mano, puede ser algunas veces gratificante, y otras veces, hiriente.

Que sin perseverancia, voluntad y fe en uno mismo nada se logra, excepto lo que casualmente nos llueva del cielo. Y esto último es un mero azar que jamás nos hará crecer.

Mientras espero arribar a esa oportunidad, te dedico este post, papá.

*

16 Comments:

Blogger Alex said...

no te puedo explicar cómo me emocionaste con este post. me hiciste llorar de ternura, de nostalgia, de ganas de recuperar algo de lo que tuve y de tener lo que no tuve.

10:28 a. m.  
Blogger cuti said...

Un abrazo muy fuerte.

10:56 a. m.  
Blogger Araña Patagonica said...

me hiciste llorar, nena!!!!
que simple, que conciso y que profundo.. y me dio mucha, pero mucha nostalgia..
un beso..

11:36 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

sencillamente precioso.

12:24 p. m.  
Blogger Pitoti2 said...

Ojalá mis hijos me recuerden así

12:54 p. m.  
Blogger Nefastas said...

se nota que hizo un buen trabajo...y que lo querés así con el corazón lleno de amor...
son palabras dignas de un abrazo gigantón!
besos

5:29 p. m.  
Blogger Uninvited said...

La mierda...
hay que ser un padre así, eh?

Que todo salga perfecto Magic.

Un abrazo. Hasta la vuelta.

5:45 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Sin palabras. Abrazo grandote y beso en la frente. Beacriz

8:30 p. m.  
Blogger Sr. Nadie said...

Algunas tardecitas, pienso en mi viejo, y en cosas parecidas a estas, y me pongo triste.

Después, claro, cuando lo veo, hablamos de cosas triviales.

Un beso.

9:13 p. m.  
Blogger Pesimista Necesario said...

Muy bonito.

10:51 a. m.  
Blogger r.- el corre ambulancias said...

me pasa lo mismo que al Sr. K.

cuando no nos vemos con mi viejo por dos meses, lo extraño y entiendo cada vez más, muchas de sus actitudes. pero cuando estamos cerca, siempre hablamos de cosas sin importancia, o de laburo

11:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me encantó!

Hadita

8:41 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias a todos :)

9:43 a. m.  
Blogger Hurricane said...

Caramba, lo leo y veo muchas cosas. En principio te digo que me humedeciste los ojos, y después pienso: yo, que lo tengo, ¿por qué no lo aprovecho? ¿por qué hablamos tan poco?
Un beso grande

9:30 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hurri: yo también lo tengo, pero esta semana tuve miedo de no tenerlo. Por lo general, las situaciones límite nos provocan la necesidad de decir lo que no dijimos antes...
Un beso

9:40 a. m.  
Blogger Chiara Boston said...

Quizás nunca leas este comentario, porque el post ya lleva más de dos meses.

Me encantó tu escrito!! Me encantó y me mató de celos porque mi padre era exactamente el opuesto al tuyo. O mejor dicho, no era... no era padre.

Escribiste este post el día del cumpleaños de mi hija. Y me alegra la coincidencia porque el mejor regalo que puedo hacerle a ella es el padre que ha tenido.

Gracias!
Un beso enorme y emocionado

4:05 p. m.  

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