Querida, me mataste con esto! Suelta y desenfadada en el pecho de un hombre... la última vez cuando el sopor me cerró los ojos, me dio esa sensación de estar cayendo que nos despierta de los sueños y tuve que regresar a la infalibre almohada de plumas...
Con orgullo, pertenezco a la raza que se ha propuesto que lo que se disfruta en esta vida, sea muchísimo más de lo que se padece. De cualquier modo, por el simple hecho de ser humanos (y no omnipotentes... cruel anhelo de la conciencia!), no siempre logramos esquivar la verdad que vulnera. Es entonces cuando me reconozco por demás sensible ante situaciones irrevocables o injustas pero, en la misma proporción, por demás fortalecida ante circunstancias adversas.
En el mientras tanto, me las arreglo para desterrar cualquier síntoma dudoso mediante una buena apuesta a algo que me apasione: descargando con la raqueta, subiendo el volumen de mi discoteca, planificando algún viaje, o dejándome llevar por un buen texto que eleve el alma. Así de fuerte, así de débil...
2 Comments:
Querida, me mataste con esto!
Suelta y desenfadada en el pecho de un hombre... la última vez cuando el sopor me cerró los ojos, me dio esa sensación de estar cayendo que nos despierta de los sueños y tuve que regresar a la infalibre almohada de plumas...
Encima la almohada no tiene latidos que nos ayuden a conciliar el sueño... debe ser por eso que la revoleo antes de dormir
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