Ayer, día lluvioso como hoy, la radio AM que sonaba en el taxi planteaba la siguiente consigna:

¿Cuál es el día de lluvia que más recordás?

Let it be

“...El gran trabajo es aprender a entender qué cosas a nuestro alrededor, acerca de nosotros y dentro de nosotros, deben vivir y cuáles deben morir. Es necesario entender el momento de ambos sucesos; permitir que muera lo que tiene que morir, y que viva lo que tiene que vivir.

Y preguntarse:

¿Qué apetezco? ¿Qué ansío?
¿Cuándo fue la última vez que corrí libre?
¿Cómo hago para que mi vida cobre vida de nuevo?
¿Qué parte de mi fue asesinada o yace muriendo?

...

(Fragmento de “Mujeres que corren con lobos”, Clarissa Pinkola Estés)

Definiciones II

Eran amigos en una charla de café pre-oficina, que se disparó cuando ella le interrogó acerca de su mirada, tan perdida, para nada habitual en él. Fue entonces cuando le confesó que su novia, Karin, partiría hacia Norteamérica en breve para dejar atrás un pasado tedioso que incluía la insostenible relación con su madre. Si bien su raciocinio comprendía el impulso, no pudo asimilar la desilusión que lo invadió como una ráfaga espesa cuando, cara a cara, recibió la noticia. En particular, porque se percató de que, al hacerlo, su novia evadía diplomáticamente todo indicio de invitación a que se sumara a su emprendimiento. Las letras torcidas de aquel "necesito alejarme de todo" se le dibujaron en el aire, frente a sus ojos, sobre un cristal invisible que instantáneamente los separó para siempre.

Tiempo atrás, en el contexto de otra charla sobre la vida, su amiga le había preguntado qué aspecto de Karin lo había cautivado especialmente. Deslizó una respuesta única, suave como la espuma:

"Su modo de existir"

"...Sabina no conoce nada más bello que ir hacia lo desconocido..."