No Excuses

28.9.06

El pibe del kiosko

Es sexy el pibe. A veces le compro galletitas camino al trabajo. Suelo salir sin desayunar...

Tez morena, ojos pardos, cuerpo firme, brazos fuertes, gorrita con vicera, mirada transparente. Su porte, indiscutiblemente masculino e informal -filtrado por su expresión angelical- lo hacen diferente.

Me enteré de que va a ser papá, y me dio una alegría inmensa. Parece buen flaco. Además de sexy.


(Ya que estamos en tema, me gustaría saber, queridos comentaristas, qué es lo que para Uds. convierte a alguien en una persona sexy).

27.9.06

Este piso es mío

Lo que más voy a extrañar de la vivienda que estoy dejando, es la fragancia que emana el piso del hall del edificio. La misma que provocó el siguiente intercambio entre mi madre y el encargado un sábado a la mañana:

(mamá, con total espontaneidad) - Mmmm....qué rico perfume! ¿Qué le pasó al piso, Alberto?

(con mirada entre pícara y esquiva) - Señora... eso es secreto de la casa.

Me voy dando cuenta de que los “derechos reservados” no se restringen a los convencionalmente conocidos (obras de arte, recetas culinarias caseras, textos inéditos, inventos sorprendentes, etc.). Para mi agrado, el ¿enigma? de las propiedades y los usos va mucho más allá.

19.9.06

Era un campo, en la inmensidad de la noche. Era un cuerpecillo, en la inmensidad del campo y su noche.
Oír los grillos la tranquilizaba. Eran sus únicos aliados en aquel terreno minado de significado. Tierra casi virgen pero, ahora -con su presencia- cargada de densidad. Una densidad vacía; la densidad del todo y la nada al mismo tiempo. Se quedó quieta, esperando ese algo.

Su vasta cabellera disipaba el frío que, cómodamente, se había posado sobre sus hombros desnudos. ¿Alguien la había abandonado allí? ¿O se había automarginado, en un intento de mutilar rencores, desterrar fantasmas, enterrar esquemas y vomitar corazones?

Gotas de acero habían sido sus lágrimas. Hasta que la vida, en su incesante vacilar, la sentó de un empujón en el suelo, la toreó y la cuestionó por haberlas endurecido. Ella sabía. Sabía que tanta carga en un pecho tan diminuto ya era imposible de acarrear.

Hubo un día en que su madre la calificó, mediante un tibio poema, como un “un volcán adormecido”. Ese preciso renglón fue la fuente de calor que derritió las lágrimas de acero hasta entonces congeladas; fundiéndolas y cristalizándolas en el punto G de sus ojos.

Expiró al expulsarlas.

15.9.06

Sus manos

Tenía fascinación por sus manos. Se había enamorado de ellas, antes que de él en su integridad.
Tan pulcras, tan varoniles, tan únicas. Estéticas por naturaleza, llevaban la marca que a ella le conmovía particularmente: las venas en suave relieve. La forma que adquiría la articulación del pulgar, levemente encumbrada, era su detalle preferido.

El día en que captó que las manos de él no le provocaban lo mismo, fue el día que sentenció el fin.

12.9.06

Bestial

15.30 hs. Volvía del trabajo portando, orgullosa, su panza de 6 meses. Acariciándola, mimándola, adorándola. Dos adolescentes interrumpieron el vuelo supremo de su imaginación al cercenarle brutalmente el camino. Montados en sus bicicletas, se le acercaron, en apariencia, para consultarle la hora. Pregunta que fueron ironizando más y más, a medida que precipitaban sus rostros burlones frente a sus narices.

Fue entonces cuando su tibia inocencia captó el rayo de ira que proyectaba el iris del mayor de ellos, potenciado por la luz del sol que aquel árbol dejaba filtrar. Un choque frontal entre la ira y la serenidad. Un colapso inesperado.

La arrinconaron contra el paredón –ubicado a 20 m. de una de las avenidas más transitadas de Capital-, la cercaron con sus bicicletas, mientras hurgaban dentro de sus bolsillos amagando desplegar un arma.

No lograron desprender la cartera de los brazos de esa mujer mutada en fuerza masculina, quien largó un grito mientras abrazaba, con desesperación animal, su vientre.

- No ven que estoy embarazada?! Están locos ???!!

Mientras se iban, a causa del escándalo, uno de ellos la impactó:

- Me importa una mierda!! La próxima, te mato a vos, y al pendejo que tenés adentro.

11.9.06

Terapias



No voy al psicólogo. Me basta con:


Leer al sol.
Manejar en ruta.
Dormir con lluvia.

...Y ver sonreír a mi hijo...

8.9.06



HOMENAJE A
MI PILETA
PELOPINCHO

7.9.06

What ???

Uno nunca termina de descubrir a las personas...

Resulta que mi amiga tenía una fobia muy particular: no soportaba la presencia de Saturno ante sus ojos.

No olvido más cuando ingresamos juntas al Museo, ella delante mío. Apenas pusimos un pie en la galería que conducía al hall, se dio vuelta con su mejor cara de espanto, me atropelló, y salió corriendo hacia la calle. Gritaba sosteniendo su cabeza con ambas manos, como si se le hubiera cruzado un alien. La tomé del brazo, y nos sentamos en la vereda. Estaba agitada; y sus ojos, desorbitados.

- ¿Qué te pasa, Ani?

- Es que... estaba...estaba.... ¡¡¡Saturnooooooo!!!

- ¿Qué????

- El cuadro de Saturno !!! Sacame de ahí por favor! Si querés, entrá. Pero yo no vuelvo a pisar ese lugar.

Horas después, tuvimos una charla en la cual me confesó su fobia irremediable.
La primera vez que tuvo una reacción similar fue en su adolescencia, durante la primera cita con un amigovio. Cuando, sorpresivamente, la gran pantalla proyectó la imagen del planeta de los anillos, los pochoclos salieron despedidos como misiles de la boca de Ana, quien dio un grito agudo y, literalmente, se tiró debajo de la butaca delantera. Y allí quedó, acurrucada, durante un largo rato, mientras su pretendiente la miraba desconcertado.

6.9.06

Un loco lindo

Repentinamente, se interpuso en su camino. Abriendo sus extremidades – like a cóndor en pleno vuelo- cerró los ojos y, de cara al cielo, historizó:

- Pisame! Pisame como si fuera un felpudo!

En lugar de permanecer seria, como toda dama ante el piropo de un desconocido, estalló en risas.

4.9.06

Clon

Terror. Eso sintió al despertar, apenas recordó el sueño: estaba parada en el umbral de su casa, mirando hacia la calle, viendo la gente pasar. Se percibía más visceral que nunca, como su supiera que la esperaba algo fuerte en ese simple acto de asomarse al mundo.

Inmóvil, miraba hacia la avenida. Muy levemente notaba los perfiles de los transeúntes, que se interponían, desdibujados, en su actitud hipnótica. La última persona en pasar fue ... ella misma. Su corazón sacudió un latidazo. Vio su rostro, su propio rostro, pero en forma inusual: no se asemejaba a una imagen del pasado, tampoco eran rasgos esfumados, ni similares. Era ella misma en toda su exactitud, dos veces, en el mismo presente, y a medio metro de distancia. Atónita, se halló expuesta, fuera de sí, encarnada en un transeúnte cualquiera. Y con tanta claridad, que se asustó: el detalle de las facciones, la manera de caminar, el peinado, hasta el color natural de sus labios... Mientras fluía como agua, la transeúnte torció la cabeza y le lanzó una mirada que le heló la sangre: mezcla macabra de complicidad y cinismo. Pasó delante de sus ojos, fanfarrona, orgullosa, como diciendo: “y si...viste...soy vos”.

1.9.06

En vivo y en directo

Viajar en ómnibus de mediana distancia puede ser tedioso o entretenido, según cómo se lo mire y quién lo mire. O ambas cosas a la vez.

Ayer, no solo estaban los asientos completos, sino también el pasillo, donde uno debe hacer equilibrio y alternar posturas para no acalambrarse.
En Constitución se sumó más gente aún, de modo que empezaron a enredarse con quienes veníamos parados. Cero espacio disponible. La cosa es que quedé atrapada entre una chica y un muchacho, y el diálogo que ambos iniciaron luego de varios minutos de aburrimiento y pesadez:

- Ayer me peleé con Mario. ¿Qué se cree el tipo?. Me trató mal, y no le di más bola. No le pienso dar más bola. Aunque sea mi jefe –indignada, ella.

- Pero es buen tipo... no te hagas la boluda porque te va a bajar el pulgar –realista, él.

- Que me lo baje. No me interesa.

- ¿No te interesa?

- Nop. Dicen que está caliente porque hace como 20 años que labura ahí, y nosotros, los pibes que recién ingresamos, ganamos lo mismo que él.

- ¿Lo mismo que él? ¿De dónde sacaste eso? Tas en pedo.
- No sé, eso dicen...

- (....)

- (....)

- ¿Viste qué bueno están las oficinas nuevas del 14?

- ¿14?

- Sí, donde funciona Forestación.

- ¿Cuando las viste?

- Hoy. Me mandaron un rato a trabajar ahí.

- Pero... ¿y Miriam? ¿No estaba?

- No. Viene cuando se le canta el orto... Esa sí que la pasa bien. La que la pasa mal es la recepcionista del primero. Cada vez que la veo me da pena, pobrecita. Con tanta puerta abierta alrededor, queda freezada la flaca.

- (...)

- Ay... el que me gusta es el que usa traje. El canoso, con bigotes... me cae bien. Creo que es el vicepresidente o algo así.

- (...)

- Y el de Carnes también es un capo.

- ¿Cuál?

- El petisito con cara de feliz cumpleaños.

- Ese es un maestro!

- (....)

- (....)

- ...Estuve hablando un rato con el Rafa. Ese es como yo: cuando empieza a hablar no lo para nadie.

- El que te tiró los galgos ¿no? (sonrisa cínica).

- Ep?

- El que te tiró los galgos, digo...

- Na que ver..

- Ah! ¿Y el que se la pasa cantando? ... que labura en Granos.

- ¿Cuál? ¿El cara de papa?


Venía conteniendo la risa. Y con esta frase, casi escupo la carcajada. Pero... ¿cómo iba a largarla, tratándose de una conversación ajena? Uno de ellos a mi izquierda; el otro, a mi derecha. Imposible hacerme la desentendida, pero tampoco daba para intervenir.
Eso sí: el viaje se me hizo corto.