
Hasta ahora, he tratado de no hablar directamente de mi en el blog. No al menos en forma tan personal y evidente. Pero hoy será diferente (
I feel like doing it). Estoy transitando el mal día que tengo cada tantísimos. Por suerte, cuando se me pasa, recupero el aire, desbordo de energía, despierto forever y paso a sentirme indestructible.
He aquí la cuestión. Un marcado defecto que me viene haciendo burla y no logro esquivar. Una ilusoria omnipotencia, que me lleva a:
A creer que no sólo se puede con los propios problemas, sino también con los ajenos; a tragarse los propios mambos para no amargar al otro; a intentar reunir a dos personas cuando se pelean; a querer resolver lo que llevaría un año en un mes, y lo que llevaría un día en tres horas; a convencerse de que ese percance de salud, por arte de magia, "pasará"; a inocentemente seguir creyendo que es posible ser buena persona, buena madre, buena hija, buena hermana, buena amiga, buena amante, buena compañera, buena en el laburo, buena ama de casa, buena en su deporte...
A no satisfacerse con “lo que le toca” y seguir empujando; a pensar que si llegó hasta ahí, es porque puede dar más; a confiar en que, si se acerca el fin del mundo, su terco y enfático espíritu la sacará a flote...
Ojalá pueda algún día aprender a lidiar con esta maldita faceta autoexigente que tantas satisfacciones me ha dado, pero tantos agobios me hace sufrir.